Casa Trallero, Lasaosa

Arquitectura popular

Arquitectura religiosa

Casa Mallau, Susín

Basarán

La casa serrablesa, “manifestación de la sabiduría popular”.

La casa en el Pirineo es una institución jerarquizada que mantiene las formas de hacer tradicionales. El patrimonio es indivisible y lo hereda, generalmente el primogénito varón y los demás herederos le obedecen y respetan. Tienen derecho a ser sustentados en la casa con tal de que trabajen en beneficio de ésta.

Joaquín Costa, a principios del siglo XX ya señaló que este sistema de comunidad doméstica sólo se encontraba al completo en el Alto Aragón y se fundamenta en el aprovechamiento máximo de los recursos locales, de ahí la diversidad de espacios que estructuran la casa serrablesa.

Veamos cuáles son sus características:

 

Falsa de casa Batanero hoy Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo

Hay tres modelos de viviendas, la casa-bloque con los animales en la parte baja y la familia en los pisos superiores, la casa-patio con las diversas estancias rodeando un espacio central diáfano (visitable en Lárrede) y la casa-fortaleza con vivienda y torre de tres pisos para los señores e infanzones (Villacampa, Laguarta…).

Generalmente en la planta baja están los aperos, ganado y bodega, en la primera la cocina con el fogaril y las cadieras, habitaciones y el retrete en las más pudientes (Castillo Larrés); por último la falsa o desván que en ocasiones se usaba de palomar (Lasieso).

Puerta adintelada en semicírculo de Lárrede

Los muros de la casa son de mampostería arenisca, revocadas de mortero, rellenos de piedras pequeñas (zaborras) y levantados sobre alazés (cimientos) perimetrales. Con muy pocas ventanas o muy pequeñas en la cara norte (Satué) y algún balcón con baranda de madera sin sobresalir del muro (Acumuer). Mención aparte merecen las solaneras resguardadas del aire para tomar el sol en invierno o secar productos agrícolas (Hostal de Ipiés, casa Martín Pablo).

Los tejados, generalmente a dos aguas están cubiertos con losas de piedra arenisca y presentan chamineras, el elemento más característico de la arquitectura serrablesa. Todas ellas están rematadas con uno o dos tejadillos de losa y coronadas por el espantabrujas.

Chamineras de Nocito y Javierrelatre

Los espantabrujas, popularmente considerados objetos que evitaban la entrada del mal por la chimenea, que van desde sencillas piedras apuntadas hasta ejemplares elaborados con caras, cruces o vasijas. Con ese mismo propósito las mujeres de la casa, cuando apagaban el hogar, marcaban una cruz sobre las cenizas del hogar.

 

Elementos decorativos en las casas

El arco de medio punto en puertas y dintel recto o conopial en ventanas desde el siglo XVI (Biescas), el dintel decorado con simbología religiosa y profana (dintel Otal) o las puertas con dovelas (Lanaspa en Javierretatre, Ainielle). Normalmente había que proteger las puertas y ventanas para evitar que entrara “el mal”, de ahí la abundancia de cruces, vírgenes y otros elementos protectores (Casa Batanero). Otro elemento destacado son los suelos de canto rodado que decoran las estancias principales o el patio (Castillo de Larrés, iglesia de Belarra, iglesia de Satué).

Gallinero de Lasieso
Construcciones secundarias

La arquitectura de Serrablo es muy uniforme con pequeñas variantes locales como los arnales (colmenares) exclusivos de la margen izquierda del Gállego o las mallatas (casetas de pastor) exclusivas de Serrablo septentrional (Ruta 5).

Masadería (horno para el pan Javierrelatre en activo), gallinero (Lasieso), zolle (para los cerdos), conejar, lagar (pisado de la uva) (Casa Batanero),

Yerbero y pajar en las plantas superiores a las que se accede por una escalera exterior.

Borda o cuadra para los animales, un edificio anejo a la casa con entrada propia (Latre, Senegüé), presentan placas con inscripciones como la de casa Ara en Hostal de Ipies donde escribieron: Soy de los Ara, Ano 1843.

 

Lavadero de Sardas

Mallatas son refugios para los pastores y los corderos recién nacidos (Espierre).

Otras construcciones de carácter civil son las fuentes protegidas con bóveda de cañón a la que se adosan abrevaderos y lavaderos (Casbas, Cortillas, Sardas); los puentes en Fanlo, Fablo-Gillué y Nocito y los cruceros ubicados en las plazas o a la entrada de algunos pueblos (Sardas, Senegüé).

Para ampliar información vease Arquitectura popular de Serrablo, José Garcés, Julio Gavín y Enrique Satué, Huesca 2000.